El otro día tuve un sueño bizarro que quiero contarles antes
de que me resulte demasiado borroso como para recordarlo
Crónicas de mis
sueños:
Capitulo 7
Tragedias masivas
Corrían tiempos
revolucionarios en el mundo, llenos de peligros y amenazas por las peleas de
bandas y terroristas.
Había pocos lugares
en el planeta donde vivían aun seres humanos, puesto que la extinción les pareció
a los poderosos la mejor manera de agotar las rebeliones y las mentes “subversivas”.

En este mundo rodeado
de guerras frías donde la cara del enemigo nunca quedaba a la luz; vivía yo,
una estudiante del último año a punto de ingresar a la facultad. A pesar del
ambiente constante de tensión, de que las noticias solo mostraban muerte y destrucción
a medida que el ejército avanzaba sin ganar nunca la guerra eterna y que la
tierra estaba desolada... Vivía pacíficamente
en un complejo de cabañas con pileta y demás comodidades. Ayudaba a mis padres
pues ellos eran los encargados. Vivía feliz e ignorante.
Porque es bien sabido que la ignorancia es felicidad.
Un conocimiento
rondaba mi cabeza, un terrible presentimiento que me atormentaba. Cuando vi a
uno de mis compañeros de clase correr a buscarme en horas de trabajo, sabía que
el momento había llegado.
El día y la hora
correctas para cambiar los tiempos de miedo y pavor que nos ahogaban en desesperación.
Porque nadie sabía si el momento que estaba viviendo ahora sería el último o si
podría ver la luz del sol en la mañana siguiente.
Mi compañero
gesticulaba cuidadosamente y mi pavor era tal que casi me desmayo. Corrí hasta
mis habitaciones justo al lado de la piscina y me cambie de ropa.
Todo nuestro curso había
sido secuestrado y faltábamos él, yo y otra chica más que vivía en el antiguo
templo de la ciudad donde se levantaba un gran centro de culto. El lugar era
buscado por sus famosas conexiones con el mundo espiritual. A menudo muchos desconocidos
venían a visitarlo para purificarse, pero se sabía que era una construcción sumamente
intrincada. Seguramente ella se encontraría ya a salvo.
Cuando salí de mi habitación
el ya estaba esperándome afuera, aferrándose a la pared para no caerse de lo
aterrorizado que estaba. Se tomo de mis manos y me arrastro en una frenética
carrera para buscar a nuestra compañera en el templo.
Hubo varios episodios
borrosos de mi memoria, los intentos de captura que se sucedieron a medida que escapábamos
de los mercenarios.
Un momento
especialmente espantoso cuando recordé que yo ya había visto los resultados de
esto hace unos años… una terrible noche, oscura como la boca de un lobo.
Esa noche mi hermano había
desaparecido y yo inocentemente había salido a buscarlo; cuando se me ocurrió que
quizá estaría en la escuela. Cuando llegue estaban las luces del patio
encendidas peor todo estaba sumido en un profundo silencio. Sigilosamente me acerque
a una de las aulas que daba al jardín en el primer piso. Al ver hacia abajo vi
a todos los compañeros de mi hermano con el asustados y agrupados en el medio
del patio.
Uno a uno, los
hombres vestidos de negro a su alrededor fueron disparando a los chicos, y uno
por uno fueron cayendo inconscientes al suelo. Muertos.
Este era el famoso
escarmiento, masacraban de vez en cuando a los adolescentes del último año de
la secundaria, evitando así que se desarrollaran mentes subversivas.
........................
Los años previos a
mis 6 y los otros 6 que le siguieron fueron sumamente curiosos y con sinceridad
no los recuerdo con claridad. Están llenos de lagunas mentales inmensas, donde
no sabía ni donde estaba o que pasaba.
Según mis padres
estuve pasando de terapia en terapia de medico en medico, buscando ansiosamente
mi cura.
Gracias a lo que pude
ir averiguando, escuche que yo ya no recordaba cómo hablar ni entendía a los
demás cuando se dirigían a mí. Que no podia asociar las cosas con las palabras
y llegado al punto culmine de mi enfermedad; por lo que pude entender,
prácticamente no escuchaba lo que me decían si no que reaccionaba únicamente a
los sonidos fuertes. Así mi madre me hablaba y si una olla se caía al suelo yo
reaccionaba escondiéndome, pero jamás por lo que me decían. Fue volver a
aprender todo de nuevo.
Estudie intensamente
luego de mi recuperación para poder alcanzar a los de mi clase y terminar con
ellos la secundaria. Pero en especial por él. El mismo chico que había corrido
a buscarme a mi casa para salvarme de los mercenarios.
Era como si hubiera
estado arreglado de antes.
Corríamos por la
espesura del bosque que encerraba al pueblo hasta que llegamos al templo. Una
inmensa construcción de piedras y madera de robles, con gruesos pilares y al
estilo oriental con algunas modificaciones pues tan antiguo era que se había
derrumbado algunas veces.
En el templo vivía la delegada de la clase, una chica muy
inteligente que seguramente tendría alguna idea que podría salvarnos.
La buscamos por todas partes, peor a cada paso los pasillos,
las habitaciones se hacían más y más grandes. La construcción mutaba de formas ilógicas
hasta asemejarse a una inmensa casa de espejos.
Era como si intentara esconder a la chica de los
mercenarios. Al fin dimos con ella, que estaba intentando levantar barreras
protectoras alrededor de nosotros. Estaba con la mirada perdida, algo distraída.
Nos costó muchísimo levantarla y llevárnosla.
Así fue como nosotros 3 escapamos. Pasamos a buscar a los
que vivían más lejos y suponíamos que iban a tardar más en buscar. En total éramos
10 de los 25 del curso total. Éramos un grupo disparejo y poco colaborativo
pero llegado a cierto punto nos jugamos por una propuesta prácticamente suicida.
Iríamos al colegio a salvar a los demás.
La estrategia era sencilla, distraeríamos a los que pudiéramos
y los haríamos perderse en los terrenos del colegio. Mientras la delegada el
chico y yo rescataríamos a los del patio. Un sobreviviente nos había dado una combi
para llevarnos a los que pudiéramos.
El plan entro en marcha, cortamos la luz y 7 linternas empezaron
la distracción. Casi todos los mercenarios se fueron, solo quedaron 5.
Me acerque sigilosamente y uno por uno desataba sus pies y
los hacía esconderse en la combi. Pero cuando estábamos por deshacernos de las
ataduras de todos, uno de ellos sintió un ruido.
Sentí el cañón frio del arma en la nuca. Puse los ojos en
blanco y espere lo peor. Un fogonazo alumbro el patio. Oscuridad total, el piso
todavía más frio. Silencio.
........................
No sé que estoy haciendo acá.
No sé que me ha pasado, no sé quién soy. Viajo en un
colectivo con un montón de gente que no conozco. Soy muda. Hasta hace unos días
no podia escuchar. Mi voz es un chico de mi edad, que me respeta y entiende
todo lo que quiero decir. El me quita el miedo que me da este lugar.
Pero no se porque nadie me quiere explicar porque estoy acá. No entiendo nada.
Pero no se porque nadie me quiere explicar porque estoy acá. No entiendo nada.