Pero eso no era algo nuevo.
“Hacia algunos años, cuando todavía no se conocían muy bien, el había caído enfermo preso de la fiebre. Ella dormía en el cuarto contiguo y estaba asustada al verlo en tal estado. El parecía siempre tan fuerte, y ahora que estaba tan decaído, no dudo en levantarse para cuidarlo.
Paso la noche entera en vela para tratar de ayudarlo y con sincero cariño cambiaba los paños fríos de su frente en un intento de aplacar su fiebre. Llegada cierta instancia, el despertó y la encontró sentada en un sillita al lado de su cama, con la cabeza gacha tratando de mantenerse despierta.
- Soquete, anda a dormir.- susurro en medio del delirio.
Como respuesta ella se reclinó sobre el y se dispuso a cambiar el paño ya caliente de su cabeza, cuando el le tomo las manos.
- No tenés por que hacer esto, anda a dormir.- balbuceo con su rostro muy cerca del de ella. –Voy a estar bien...
Ella no intento soltarse y solo lo miro.
- Quiero cuidarte, necesito hacerlo, es lo único que puedo hacer por vos.- dijo ella.
Ladeando la cabeza para un costado, nuevamente una sensación de sopor hizo que cayera semidormido. Lentamente volvió a acomodarle la almohada y a sentarse en su silla, mirándolo intensamente.
- Esto es lo único que puedo hacer. “
Ahora, todos esos recuerdos regresaban a su cabeza mientras se encontraba a su lado.
- Ahora, cuidarte es una de las muchas cosas que puedo hacer por vos.- dijo acariciando su cabello.
- Ahora estoy acá siempre que me necesites.- susurro mientras lo besaba suavemente.
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