Hoy me siento traicionada y hasta engañada por ti y por tus ojos transparentes.
¿Por qué no puedo creer en ti? Pese a todo lo que me amas sigo viendo oscuridad.
No puedo pensar claramente en lo que siento, solo se lo que quiero ahora. ¿Importa algo más acaso?
Sé que no hay tiempo para entretenerte con esto y eso está bien, es tu deber y debes cumplirlo; pero aún así quiero gritar:
Que te amo y te extraño cada vez que te vas y me dejas descansar.
Que cuando me echo a dormir en la cama quiero tener tu calor.
Que aunque seamos tan diferentes elijo siempre mi vida con vos.
Que me inundan los recuerdos sobre vos. Que me sofocan tus besos, que me enloquecen tus manos.
Mientras nos fundíamos el uno en el otro, me sostuviste fuerte contra ti, haciéndome sentir perfectamente hecha para ti. Es que para mí eres completamente único, y a veces presiento que estamos cerca de todo eso que anhelamos
“No dudes de mí”, te dije en un arrebato. Pero la única en falta soy yo. La única que está dándole vueltas soy yo.
No quiero dejarte ir a ningún lado, quiero acompañarte siempre a donde vayas.
“Ven conmigo”, dijiste en respuesta con tu mano extendida. Yo te estreché en un arrebato más.
“Si, a donde sea”.
Estoy decidida a dejar de desconfiar. Sé que puedo confiar en vos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario