miércoles, 22 de junio de 2011

Invisible, intangilbe, y hetérea


Soy invisible.
Hoy me di cuenta de que ya no estaba acá. No había desayuno para mí en la mesa, ni mis cosas en su lugar. Mi hermana usaba mi ropa, y mis peluches estaban en un rincón del armario, apretujados en una caja de cartón. Quise sacarlos pero la puerta del armario estaba muy pesada y no pude correrla
Me empecé a preguntar qué pasaba, pero por algún motivo parece que nadie me ve. Es como si mi voz estuviera en volumen muy bajito y mis manos no tuvieran consistencia para tocar a otra persona. Se me escapan las cosas si las sostengo; ¡y menos mal que no atravieso el suelo porque me muero de la impresión!
Me hace sentirme muy sola, pero nadie se puede acercar a mí porque soy invisible, nadie me ve con claridad. A veces se nota que sienten un escalofrío cuando paso cerca, pero la verdad no lo se. No sé si me ven. A veces me saludan vagamente, me dicen un hola y un chau, peor el resto del tiempo me quedo en medio de todos, pero nadie me ve igual. Pasan a mi lado, me empujan, charlan con quien está sentado al lado mío; pero a mí no me dicen nada.
No soy polémica, ni súper divertida, ni soy una persona súper buena. Tampoco soy tan linda como para decir “que esta buena”, ni soy una patada en el o***. Soy así.
Pero soy una chica que quiere ser alguien en la vida, que puede escuchar todo lo que tengan para decir sin criticar, que tiene paciencia, que se gana con el tiempo, que le gusta ayudar a la gente, que ama hacer manualidades con papeles en clase, que no le importa que la usen siempre y cuando haya podido ayudar. Pero creo que incluso este grito mío será en vano.
Porque yo sigo siendo invisible
Creo que debo de ser invisible.

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