sábado, 29 de mayo de 2010

I don’t want to loose these important things

Todos tenemos cosas que no deseamos perder.
Pero no todos estamos seguros de lo que realmente queremos, muchos nos perdemos en las cosas que poco importan y que al final no valen. Perdemos lo otro, lo que al final decimos que “era” importante.
Hoy me senté a mirar mis prioridades, las cosas que quiero para mí y en que orden en que las deseo. Cuales son las que realmente me mueven a hacer algo, y las que no me interesan mucho si florecen o marchitan.
Mi nombre significa belleza natural, pero como todo lo que es natural voy a marchitarme en algún momento. Después de tener mi instante de esplendor, ¿Qué quedará de mí? ¿Alguien se acordará de mi nombre o me extrañará si me voy?
¿Dónde y con quien quiero que ese momento sea? ¿Será lo indicado? ¿Cómo me daré cuenta de que es lo correcto? No lo sabré hasta que pase y me matan las preguntas.
Está en la naturaleza del hombre buscar ser amado y amar a los otros. De darnos cuenta de que somos únicos para alguien.
Hoy miré hacia atrás todo lo que me ha pasado, las cosas que he hecho. Pero no veo a nadie, no hay nadie atrás mío. Y sinceramente me pregunté si en algún momento alguien me siguió el paso, o si era mi imaginación y en realidad nunca hubo nadie. Son esos momentos en que me gana la mente y dejo el corazón. Y no veo nada.
Siento que he perdido mucho y que gané cosas que son valiosas, pero que son pocas; que aprendí bastante pero que no se ponerlo en práctica, que en la ruleta rusa de la vida no tengo nadie estable a mi lado. Por eso me pregunto si seré tan plana como los demás me deben resultar a mí. Y digo “deben” porque no estoy del todo segura de que sea así.
Me he sentido de diferentes formas... indignada, dejada de lado, triste, feliz, totalmente aburrida, y siempre sola... me pregunto si hay más de una persona que sea trascendente para mi, que si desaparece me apene de verdad. No se apreciar a la humanidad ni tampoco ser importante para ella.
Pareciera que voy encaminada al olvido. Pero no quiero eso, no quiero ser olvidada.
Tengo amigos que son importantes para mí, pero a veces la línea delgada entre ser amigos y conocidos no se nota. Nos perdemos lentamente en el camino, y antes de darnos cuenta ya no sabemos quien es el otro.
Quiero reforzar esos lazos que tenemos, porque para mi son importantes y los quiero de verdad. Pero no se quienes leerán esto, ni si los que deben darse por aludidos lo harán.
No es mi deseo estar sola, no quiero perderlos” es lo único que puedo pedir. Quédense, que no quiero perderlos... solo necesito una afirmación para poder poner de mi parte y no sentirme estafada...

Yo no lo voy a olvidar.

sábado, 22 de mayo de 2010

Please.. Take me away

Volví a huir. Otra vez sentí que era demasiado para mí.
Hay nuevas heridas que nadie puede saber que existen, que nadie puede entender porque están ahí. Nadie sabe porque. Solo el.

Porque esta cara jamás se ve ensombrecida por la tristeza y sigue insistiendo en aguantar. En no bajar los brazos.
Estoy llorando sin poder contenerme, ante todos, pero nadie puede verme. Quiero gritar lo que siento ahora mismo y recibir respuesta. Poder hacer que alguien me oiga.

Estoy harta de sufrir en silencio, abrazada a la oscuridad, pese a todo ya se que es lo único que puedo hacer. Que “la esperanza es lo ultimo que nos quitan” dicen todos los que saben de la vida. Yo no quiero la esperanza, pero no puedo vivir sin mi fe.
Estoy gritándole al cielo, a mi familia, a mis amigos, pero la respuesta es solo un eco burlón; un desagradable eco que me hace sentir como una histérica.
No pido mucho, quiero paz.
Estoy abrazándote en la oscuridad amor, creía que lo peor ya había pasado, me veo a salvo de tanta crueldad, de tanta infelicidad... Pero esto recién comienza...
“Falta menos” es la frase que mas usas... Eres lo único que tengo

No me siento sola esta noche, quisiera que estos momentos fueran eternos, no tener que regresar nunca más... porque cada segundo acá me vuelve más loca. Ya no se que es real y que no. Ya no quiero creer en nada. Ya no quiero decepcionarme nunca más. Quiero aferrarme a algo real, a algo puro... Se mi razón de ser...
Ayer quería pedirte que me dejaras dormirme a tu lado, y que no me despertaras más... deseo esta vida contigo...

lunes, 17 de mayo de 2010

Esperándote

Me diste una oportunidad para seguir adelante, yo la quiero aprovechar.
Me diste una razón para no dejarme vencer, no voy a echarme atrás
Te pierdes de mi vista todo el tiempo, yo siempre espero encontrarte.
Si llegas a estar cerca de mí yo quiero abrazarte...

Hoy más que antes, me doy cuenta de que no me canso de esperarte.
Sin importar cuantas cosas pasen, los momentos que me decepciones, las noches que me desveles, yo siempre estaré esperándote.
Soy la idiota que nunca se dio por vencida, la que te siguió a todas partes sin importar a donde te fueras, soy la que se canso de esperar pero que no se atrevió a bajar los brazos.
La que no quiere perderte...
Recuérdame... Te extraño mucho, amor... quiero verte..

(Te encanta hacer lo mismo que en la imagen ¬////¬)

sábado, 15 de mayo de 2010

You hurt me

Dios... ¿en que me he convertido? ¿Que clase de monstruo soy? ¿Por qué anhelo verle sufrir? Está mal, no tiene que ser así.
No lo pensé, Dios, te juro que no lo pude evitar... mis instintos me superaron esta vez. No quiero sufrir más bajo su peso, fue lo que pensé... y todo se puso negro. Lo que me dijeron que sucedió después... Quede espantada... ¿Por qué paso todo esto?
Solo sucedió. Me enteré de todas lo que había echo, del premeditado accidente, de la sospechosa muerte en el hospital. Como quisieron echarnos la culpa. A los dos...

Sentí asco de el, Dios, no merece ser llamado un ser humano. El es el verdadero animal, el verdadero culpable de todo. El detonante de todo esto ¿Pero soy yo la indicada para castigarlo? Pensé mucho antes de enfrentarlo. Pero luego de escuchar su testimonio mientras bebía una cerveza y su rostro permanecía inmutable. Oh, Dios, hasta tu podrías haber echo lo mismo en mi lugar, ¿Cómo fue capaz? ¿Que clase de persona hace lo que el? No quise oírle más. Lo golpeé y el respondió. Pero lo mío fue una ligera bofetada, mientras que el me partió el labio con violencia. Sentí la adrenalina de golpear y ser golpeada. Dios, te hace sentir tan débil, pero la excitación es tan grande que no puedes dejar de desear que nuevamente pase. Supe que había sido un error, ese si había sido mi error.

No me dejó pensarlo ni un segundo más. La rueda comenzó a girar. Se abalanzó sobre mí, y aprovechándose de que su peso y fuerza eran mayores, quedé atrapada entre sus manos. Se sentó sobre mis rodillas y comencé a desesperarme. Forcejeé inútilmente para liberarme. El me sujetó aun más fuerte las muñecas, comenzando a lastimármelas de tanto apretarlas.
Mis rodillas no podían levantarme, me empezaba a rendir... pero el no se conformó con eso. Me soltaba de a momentos para darme algún otro golpe así dejaba de intentar zafarme. Y me gritaba. Gritaba cosas horribles sobre ti, Dios, sobre mí, sobre todos aquellos a los que amo. Podía oler su aliento a alcohol y el aroma a cigarrillo que despedían sus ropas se adhería a mi cuerpo. Sentí nauseas, Dios.
El se dio cuenta y se levantó. Decía que no valía la pena mancharse las manos con mi sangre, que no le trajera problemas. Que sus intenciones conmigo eran otras. Prendió otro cigarrillo, tomo un sorbo de su jarra, se sentó en el sillón a mis espaldas.

Ya he aguantado suficiente de el, ya no puedo mas. Dios, sabes que siempre digo que estoy en mi límite, que pronto pasaré al otro lado, que mis nervios me matarán. Que mi corazón algún día se detendrá. Pero esta vez, fue en serio, realmente no podía más.
Dios, tu sabes muy bien que yo no soy capaz de dejar de amarlo, sin importar lo malo que haga. Pero se muy bien que mi amor no le alcanzará nunca, y que siempre será igual porque yo no soy capaz de cambiarlo. No me quería rendir con el, nunca quise hacerlo.
Dios, perdóname... a el y a mi, a los dos... Pero esta sombra oscura en mí es más fuerte que yo... y ya no puedo contenerla. Mis ojos se cerraron. Perdí la conciencia

--[La chica abofeteada lentamente se puso de pie. El hombre había encendido el equipo de música y no estaba prestándole atención. Ella no lo culpó por no tomarla como una verdadera amenaza. Si no que agradeció por la chance que le estaba dando. Ella tomó una lámpara de una mesa ratona y se arrastró hasta el. El vio una sombra. La sombra lo golpeó fuertemente, pero el se cubrió disminuyendo el impacto. “Perdónanos, Dios” susurraba la mujer, “Perdona a estos pobres pecadores, porque el infierno es nuestro justo castigo”.

Libéranos de nuestros pecados” volvió a golpearlo dejándolo en el piso casi inconsciente. “Limpia nuestras almas” quiso arremeter contra el, pero el hombre se incorporó como pudo, tambaleando con dos cortes en la cabeza, con la sangre cayendo sobre su rostro. Un haz de la luna ilumina sus caras, ella tiene la mirada diferente, pero el no se da cuenta. Ella repentinamente cambia su tosca expresión desencajada y vuelve en si al notar la sangre. Asustada, deja caer la lámpara, el verlo le hizo recuperar la cordura.

No fue mi intención, lo lamento, por favor” se tiro al suelo, mientras rogaba de rodillas ante el. Pero en su alma a veces desaparece la humanidad, y sujetándola sus cabellos la arrastra hasta el vestidor, estampándola de espaldas contra el espejo. El espejo se rompe, “Siete años de mala suerte” masculla el hombre. “Perra maldita, ¡mírame!” le grita, la abofetea. La sostiene con fuerza del cuello con una mano, mientras la otra descarga en su cara surcada por los vidrios una y otra vez; un manotazo tras otro. Ella no responde, esta en trance, todo su cuerpo se estremece. Se sacude violentamente. Las lágrimas caen de sus ojos, y ella no puedo controlarse. El hombre comienza a asustarse... pero en un instante ella se serena. Pero lo peor esta por venir.
Ella levanta la cabeza, pero su mirada no es la misma. No es la misma mujer que le suplicaba por perdón de rodillas. Es la otra mujer, la de la mueca, la de la lámpara. Ahora para el todo encaja. Todos esos cambios súbitos en su conducta, su forma polifacética de ser. Está todo relacionado. El accidente premeditado, la sospechosa muerte en el hospital... todo tiene sentido ahora. Demasiado tarde.

Mantiene la cabeza gacha, toda su espalda parece una telaraña marcada por los pedazos del espejo, y a pesar de haber perdido todavía más sangre que el, se la ve mucho más viva.
Purifica nuestro cuerpo de los deseos de la carne” se safa de los brazos del hombre y lo empuja. El cae sobre una cajonera en el lado opuesto. Tiene miedo, porque esta perdiendo la conciencia, mientras que ella se ve fuera de sí. “Todavía podemos arreglarlo, juro que cambiará” suplica por su vida. Que inútil que es, ella hará justicia de todas maneras.

Si te arrepientes de tus pecados será mucho mejor” la mujer mira el espejo, y arranca un pedazo lo bastante grande como para sujetarlo. Sus manos se lastiman aun más. Pero no siente el dolor, su cuerpo no le importa. “Dios esta de mi lado, y el señor es un ser piadoso” su mirada esta descolocada, su quijada hace una mueca extraña y aterradora.”Arrepiéntete, no lo hagas mas difícil” camina hacia el, y lo engatilla con el trozo de vidrio. El puede sentir como el sudor corre por su frente, el miedo es enorme. No desea morir. Pero el alcohol y la pérdida de sangre lo hacen marearse. Los párpados le pesan, sus sentidos se adormecen, comprende que no podrá hacer nada para salvarse si deja pasar mas tiempo.

Cierra un puño, apunta al estomago de la joven y la golpea con fuerza. El vidrio cae de sus manos. Ella grita blasfemias, sus ojos vuelven a cambiar. El espejo estalla en el suelo. El sale corriendo y rebusca en los cajones por el arma. La encuentra. Nervioso, apenas puede ponerle el cargador y sacarle el seguro. Tiembla, todo su cuerpo tiembla. Ella se retuerce por el golpe, su cara se desfigura de nuevo.

¿No me reconoces?” ella llora, y el la reconoce. Esa es la mujer de siempre, la que el ama. La otra se desvaneció.]—

Ayúdame... por favor” el la pone de pie a su lado y la abraza. Ambos lloran.

--[Ella toma el resto del espejo mientras finge ser la otra, el cae en el anzuelo. Tan predecible es este hombre, piensa con su macabra sonrisa. La chica lo apuñala. Lo sostiene mientras siente la tibia sangre chorrear por sus manos. De pronto surge un fogonazo. Siente el calor en el abdomen, sangre que cae pero no es la de el. Va perdiendo el conocimiento, sus ojos se nublan, Su mirada cambia. Otra vez esta llorando, el no deja de abrazarla con su mano izquierda mientras la derecha empuña el arma. Lo que pasa después no importa. Solo caen al suelo. Baja el telón.]—



Un guardia golpea mis barrotes, los de la puerta, me dice que me aleje de la ventana, que tengo visitas. Que me tengo que arreglar.
Dios, juro que no recuerdo casi nada, que apenas tenia conciencia de esa noche, pero nadie me cree, salvo el y los médicos. Lo he intentado todo. Pero ahora estoy más tranquila. Creo que son las pastillas que me dan. Me dijeron que puedo cumplir mi condena a medida que me recupere. Confío en ellos, Dios. Estoy segura de que no mienten.
Dios, aquí me han ayudado mucho, a aceptarme, a cambiar lo malo que tengo. E incluso no siento mas esa oscuridad en mi.
El vino a visitarme, se sienta a mi lado. Eso es bueno, antes no lo dejaban siquiera que se me acercara. Tenia que verlo através de un vidrio. Dios, a el y a mi todavía no nos perdonaron. Dicen que tenemos que pagar nuestra culpa.
Me parece bien que sea así. Quiero ser libre pronto. Para repararlo todo, porque eso oscuro que hay en mi no es más fuerte que yo... lo voy a demostrar, se lo voy a probar a todos.
Dios, juro que hoy será la última vez que te hable.

sábado, 8 de mayo de 2010

Que el tiempo pase

Me di cuenta. Estoy esperando que el tiempo pase.
Todo lo que quiero tener en la vida, todo lo que quiero hacer de mi vida, solo tengo que esperar a que llegue a mi.
Es tan desesperante, siempre hay que esperar. Pero mi paciencia por momentos se pierde, y ya no veo que haya avanzado nada, y me enojo diciendo que no valió la pena.
Pero a veces me hacen quedarme un instante quieta. Veo hacia atrás y todo lo que pasó. Me vuelvo tan ciega que niego todo, que no quiero nada, y que quiero que todo llegue a su fin.
Eso sucede en esos momentos. Ahora cuando estoy con la cabeza fría, no todo es tan malo. Muchas cosas son fáciles, y no tengo que preocuparme por elementalidades.
Pero los muros no se moverán a menos que yo haga mi parte, pero se que tengo que esperar.
Hoy me quede sentada en mi casa, abandonada como solo se da pocas veces, sentí la energía de mi hogar, y se que no es culpa de el.
Cuando esta vacía es un lugar genial para estar. O cuando esta esa persona que querés que este.
__________

Su razón para amarme, y la mía...
No se puede poner en palabras...
Llévame lejos de aquí, a donde pueda ser feliz...

miércoles, 5 de mayo de 2010

Copos de Azúcar

Caía el sol del mediodía sobre las ventanas de la escuela. Los niños corrían entre los pilares de los pasillos inferiores, mientras los mayores se juntaban en grupitos a conversar entre ellos en los pisos más altos.
Algunos esperaba a los transportistas, otros a sus padres, y solo los chicos de 5to y 6to grado volvían a sus hogares caminando junto con sus hermanos menores. De entre toda esa gente, una niña esperaba pacientemente la llegada de su madre, preguntando a todo aquel que pudiera y se animara:
“¿Qué hora es?”
Tímida, estaba recostada contra las paredes exteriores del colegio, debajo de la esquina de la gigante escalera de caracol que sobresalía como una columna de la misma. Sabía que su uniforme se estaba ensuciando, pero no le parecía importar mucho. Así su madre repararía más en ella.
Vestía camisa blanca y un moño bordo, con una falda escocesa en tonos cafés, zapatos negros y cancanes a tono. Odiaba ese uniforme, pero definitivamente era mejor que el antiguo vestido azul que había usado en los últimos años.
Mientras las horas pasaban, los demás se iban. Sus madres o padres los buscaban, los saludaban y los llevaban hasta sus lujosos autos, donde parecía que se la pasaban mucho mejor que ella. Solía volver acompañada de su madre a pie hasta su hogar, cargando las bolsas que ella le daba, mientras la escuchaba quejarse de todas las cosas malas de ser maestra.
Ella solo hacia silencio, y a veces decía algo como: “Si” o “No”, dependiendo de lo que hablara.
No le gustaba hablar, sentía que era inútil por ese entonces, porque nada de lo que decía cambiaba nada. Por eso prefería estarse callada.
Pero a ella le gustaba leer, así que se sentaba debajo de las escaleras para terminar el libro que su madre había sacado de la biblioteca para ella.
Todos los días pasaba lo mismo, horas de espera, el regreso a casa; hasta la llegada del hombre de los copos de azúcar.
Nunca recordaba su nombre, pero solo le importaba que se tratara de un adulto que realmente le gustaba mucho. Gestos amables, sonrisa amplia, siempre dispuesto a hacer algo por ella.
“Hola” saluda ella después de mucho pensarlo
“Hola, nena, ¿Cómo estas?” responde el, mientras mira atento a la maquina de copos de azúcar en plena labor.
Ella responde un simple bien. Pero no se atreve a preguntarle lo que quería saber. "¿Cómo se hace la azúcar rosa?" "¿Como haces para que se parezca al algodón?" Dudas infantiles, pura curiosidad. Pero no se anima
Por la siguiente semana, ella continúa acercándose mas a el, comienza a atreverse lentamente a conversar. Superando un poco su excesiva timidez, descubre que a aquel hombre su compañía le agrada, ya que hace que su tarea sea más llevadera mientras ambos comparten las cosas que les pasan.
Inclusive el a veces se queda mas tiempo para estar con ella.
Un día, luego de pensarlo mucho en clases, decide preguntarle.
Ansiosa espera la hora de salida esa mañana, pero el hombre no esta ahí. No volvió a verlo hasta que paso una semana.
Luego de varios dias de ausencia. Ella pregunta porque.
El le responde problemas personales,
Ella no vuelve a preguntar, hace silencio. Entonces se le ilumina la cabeza. Su duda...
“¿Cómo hace eso?” pregunto con curiosidad, sin animarse a tratarlo de tu.
“Es fácil, mirá” el hombre toma otra varilla de caña y se la enseña, prende la maquina, coloca la azúcar y comienza a hacer girar el artilugio principal. Las pequeñas partículas rosas saltan por todas partes, mientras el copero contornea suavemente la forma de un esponjoso copo que se parece mucho al algodón.
Luego de terminar, se da cuenta de la carita de admiración de la nena, quien se ha quedado en silencio esperando.
Nota que sus ojos están hambrientos, que son las 2 de la tarde y ella aparentemente no comió nada todavía
“¿Lo querés?” dice mientras se agacha a su altura y coloca el copo ante su carita.
La nena mira el copo, y luego al hombre. No sabe si aceptar o no el favor que le esta dando, apenas conociéndola de algunos días.
“Si” extiende su manecita temblorosa y toma el copo.
El hombre le acaricia la cabeza.
“Que lo disfrutes, Flor”.