domingo, 17 de enero de 2010

Con los ojos cerrados

Ella se quedo mirándolo dormir. Sus ojos estaban suavemente cerrados, mientras que su respiración hacia a su pecho subir y bajar rítmicamente, y de vez en cuando un susurro se escapaba de sus labios entreabiertos. Estaba acostumbrada a no poder conciliar el sueño cuando pasaban juntos las noches, simplemente se quedaba contemplándolo por horas hasta que el sueño la venciera.
Pero eso no era algo nuevo.
“Hacia algunos años, cuando todavía no se conocían muy bien, el había caído enfermo preso de la fiebre. Ella dormía en el cuarto contiguo y estaba asustada al verlo en tal estado. El parecía siempre tan fuerte, y ahora que estaba tan decaído, no dudo en levantarse para cuidarlo.

Paso la noche entera en vela para tratar de ayudarlo y con sincero cariño cambiaba los paños fríos de su frente en un intento de aplacar su fiebre. Llegada cierta instancia, el despertó y la encontró sentada en un sillita al lado de su cama, con la cabeza gacha tratando de mantenerse despierta.
- Soquete, anda a dormir.- susurro en medio del delirio.
Como respuesta ella se reclinó sobre el y se dispuso a cambiar el paño ya caliente de su cabeza, cuando el le tomo las manos.
- No tenés por que hacer esto, anda a dormir.- balbuceo con su rostro muy cerca del de ella. –Voy a estar bien...
Ella no intento soltarse y solo lo miro.
- Quiero cuidarte, necesito hacerlo, es lo único que puedo hacer por vos.- dijo ella.
Ladeando la cabeza para un costado, nuevamente una sensación de sopor hizo que cayera semidormido. Lentamente volvió a acomodarle la almohada y a sentarse en su silla, mirándolo intensamente.
- Esto es lo único que puedo hacer.
Ahora, todos esos recuerdos regresaban a su cabeza mientras se encontraba a su lado.
- Ahora, cuidarte es una de las muchas cosas que puedo hacer por vos.- dijo acariciando su cabello.
- Ahora estoy acá siempre que me necesites.- susurro mientras lo besaba suavemente.

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