domingo, 20 de febrero de 2011

07/03/10

Concierto afortunado

Luego de haber trabajado sin descanso, decidió tomarse un día libre. Ese viernes estaba tranquilo y solo en su casa. Por primera vez en mucho tiempo podía dormir mas de le cuenta. No importaba que le tocara trabajar esa noche, de todos modos ya estaba satisfecho por no haberse deslomado el jueves.
Vivía en una casa a las afueras, heredada de sus padres. A veces pensaba que era una casa demasiado grande como para el solo, pero le gustaba mucho como era y no pensaba cambiarla por nada del mundo.
Estaba sentado ante su computadora tipeando algunas cosas que su imaginación le había dado; cuando el timbre le aviso de una visita ante su puerta.
Uno de sus amigos le esperaba acompañado de dos chicas, una muy agradable y la otra parecía bastante malhumorada.
El le pidió que los acompañara a un concierto al aire libre que organizaban de forma gratuita.
Empujado por un amigo, había sido arrastrado a un concierto al aire libre. En su día libre... la verdad era que se sentía desafortunado.

Una jovencita entro en escena cubierta con un soberbio vestido negro. Elegantemente saludó agradeciendo los aplausos del público y se sentó frente al piano de cola que estaba esperándola.
La orquesta hizo silencio, y ella comenzó a tocar un suave vals.
Sus dedos danzaban sobre las teclas y describían movimientos simples. Suavemente sus manos recorrían una y otra vez la escala del piano, como estableciendo un primer contacto entre los dos. Contacto que la llevaría a enamorarse del color marfil del teclado y sus acordes, y a ser respondida por el de igual forma.
Su música llenaba a los presentes de una ligera emoción, como un recuerdo de un amor perdido y la expectativa de este nuevo encuentro. Un retorno a la angustia de la soledad y un llanto de alegría por recuperar una libertad que no deseamos, pero si necesitamos.
Ella parecía llorar compartiendo la pena de su propia interpretación, y a medida que avanzaba sobre la música sus ojos brillaban cada vez más. Sus manos cada vez tocaban más fuerte y la canción tomaba rumbo hacia un creciente grito inaudible.
Tan súbito resultó el final, que el público quedo sostenido de un hilo y luego cayó sobre la pendiente que aquella cresta final, de la misma forma que una ola que no habíamos visto se abalanzaba sobre nosotros irremediablemente.
El auditorio completo estalló en ovaciones y la pianista, abrumada, se levantó para saludar nuevamente a las victimas de su hechizo.
El mismo se sorprendió levantándose para aplaudirla, totalmente prendido de la magia de su arte.
Su primer pensamiento le hizo pensar que se trataba de un ser sublime y superior; pero luego de que la emoción y el encanto se disiparan un poco, su mente volvió a la carga y tan solo murmuró:
“Tiene talento”.

Otros artistas pasaron por el escenario, pero el no se sintió atraído por ningún otro interprete durante el resto del concierto. Mientras tanto, la amiga que su compañero había traído intentaba inútilmente entablar una conversación con el joven moreno; quien respondía con frases cortantes y sin darle mucha importancia a las cosas que le preguntaba.

Sobre el final del espectáculo, la presentadora del evento hablo por unos 10 minutos sobre el talento de los jóvenes de hoy y sobre los objetivos de aquella convocatoria. Entonces anunció el debut de una banda de hombres y mujeres de entre 20 y 30 años, que justamente se habían mostrado individualmente con la orquesta.
Se vio entrar a 4 hombres finamente vestidos y 5 mujeres de gala haciendo parejas. La única que estaba sola era la muchacha del piano. Inmediatamente el clavo su mirada en ella. Mientras tanto la chica avanzaba hasta la presentadora y tomaba el micrófono.
“Buenas noches a todos” su voz al principio vacilaba, “Nosotros somos Claro de Luna, y les agradecemos a todos que estén aquí presentes en nuestro debut”. “A continuación interpretaremos temas de nuestra autoria y algunas piezas más de música clásica”.
Se dio la media vuelta, y tomo asiento algo más segura que antes.
Otra vez el publico quedo extasiado por su magia, ahora mas fuerte que antes.

Esa noche realmente le parecía increíble.
Al volver a su casa, y prepararse para irse a trabajar, el joven pensaba en si alguna vez esa banda volvería a pasarse por ese pueblito. Pero lo desecho de inmediato. “Hay mejores lugares que este para mantener una carrera como esa”.

Esa misma noche la cerrar, alguien se le quedo mirando mientras el guardaba la llave en el bolsillo. Era la pianista.
- Hola, pasaba para verte pero ya te vas-
- ¿Nos conocemos? –
- Te vi desde el escenario y te reconocí de inmediato. Hace años que no nos vemos-
El silencio los lleno a los dos, y el viento les llevo la música del escenario lejano que todavía estaba sonando.
- Ahora vivimos en mundo distintos, amor. Tal vez venga de nuevo; cuando el bar este abierto-
Se giro hacia la portezuela del jardín que hay por entrada.
- Volveré -

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