lunes, 21 de febrero de 2011

Sigue aqui

Las botas que solía usar todavía están tiradas donde las dejo. Su cama esta impecable, sus peluches de regalos y novios están donde ella los dejo. Su puff sigue lleno de ropa y cosas que no se porque están ahí. La bolsa donde guardamos las sabanas esta todavía al lado de mi cama, con la ropa limpia que esta sin guardar.

Pero ya no esta aquí.
Por las mañanas al despertar todo es un inmenso silencio y por las noches ya no hay nada que no me deje dormir. Me despierto por un tumulto, pero resulta que es mi hermano levantándose temprano. Dejo caer la cabeza sobre la almohada aun caliente de la que acabo de despegarme. Ya no me sacude me diciendo si puedo prestarle algo al mediodía, no me pregunta que hay para almorzar. La que se va sin lavar los platos o sin comer excusándose de que no tiene hambre

Ya no esta aquí.
Su armario desborda de cosas de ella, pero de aquí todavía no se mueven. Están suspendidas y espero que no se vayan y que vuelva. Por un día.
No es que nos hablemos, pero la última vez que jugamos al truco ella perdió y yo gane. Seguro que quiere una revancha, ¿no? Quien no la querría... Pero el mazo ni sirve para jugar al solitario porque son cartas españolas.

No se si va a volver.
Una voz se ha silenciado de esta casa, y con ella alguien ha desaparecido. Pero las cosas aquí no se si cambiarán. Ya nadie me defenderá ni sostendrá mi mano cuando me griten y hagan llorar, ni me abrazará ni discutirá conmigo sobre mi futuro o el suyo. No planeará salidas a bailar ni citas fugitivas o furtivas, o siquiera espontáneas. No me mirarán con alegría al verme bien ni yo tampoco lo podré hacer. No se interesará por mi cuando me vea mal, o me dejará saber que le pasa cuando la vea llorar. Ni dormirá conmigo en la cama vacía que hay en mi cuarto. Al lado mío como siempre ha sido.

El espacio quedará... ¿vacío?
Ni siquiera ser que cara debería poner, si feliz porque se que estará bien o si triste porque ya no va a volver

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