sábado, 6 de octubre de 2012

Eleva tu voz!


Si, a veces creo que me cuelgo de más con este blog.
Pero es un gran alivio para mí poder tenerlo, me ayuda a enfocarme mejor en mis problemas y preocupaciones.

Hoy (mejor dicho ayer) me pusieron en evidencia de un detalle particular en la facultad. Según mis profesores al micrófono no soy capaz de hablar en un volumen audible… y lamentablemente soy capaz de saber perfectamente porque soy así. Sé que siempre hablamos mal de nuestras familias ubicándolas entre las peores conocidas, pero es escalofriante hasta que punto me ha afectado.
No puedo elevar mi voz al hablar, me cuesta horrores.
Eso es porque siento que nadie quiere escuchar lo que tengo para decir, porque me sentí censurada toda mi vida, porque no me siento libre de poder decir que eso que quiero contar tenga un verdadero valor.
Como si lo que dijera nunca sirviera para nada. Y es asi realmente como me siento.
Al entablar una discusión me quedo en silencio porque no creo que realmente los demás puedan valorar el aporte que quiero realizar. Es frustrante, porque se supone que de esto quiero vivir. Justamente elegí esta carrera por eso, porque quiero llegar a expresarme con claridad en mis palabras, que mi mensaje pueda ser interceptado, recibido y procesado. Aunque está claro que no siempre eso se va a dar, debo trasladar lo que hago con mis amistades  al micrófono.
Alzar mi voz para que alcance las dimensiones que pretendo.


Pero el tema de la desconfianza surge inevitablemente. Desconfío mucho más de lo que debería. Hay un límite para esto, que es cuando uno necesita confiar en ciertas situaciones porque si no la cosa no funciona. Y la vocecita molesta en mi cabeza que me dice todo el tiempo que alguna vez me van a cagar si me dejo estar.
En esta bifurcación sumamente difícil, elijo irremediablemente la desconfianza.
Me he preguntado varias veces el porqué, pues no me ha sucedido tantas veces. Eso de confiar y que las cosas salgan mal.
¿Pero dónde está la raíz de todo eso?
¿Estará en que a veces una se siente menos comparada con otras personas?
¿O en el hecho de que necesita el apoyo de los otros para comenzar a sentirse segura?
¿Cuál es el límite en el cual nos convertimos en kamikazes certeros y en qué momento somos conejitos asustados corriendo por todas partes en desorden?
Me cuesta confiar pero siempre intento hacerlo. ¿Pero porque hacerlo si estamos más expuestos a la decepción que al triunfo? Vivimos en una sociedad muy negativa la cual te hace sentir desalentado y frágil.
Pero ante todo debemos confiar, porque en eso se basan todas las relaciones sociales. Partimos de eso para  poder ser seres humanos completos. Quiero ser una persona completa.

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