viernes, 8 de mayo de 2009

3. El amanecer sin fronteras o el rencuentro que no pudo ser

Me senté a esperar al chico de ojos de fuego. Aguarde, y sin embargo no vino. Ha pasado tanto tiempo, que su rostro se hace borroso en mi mente.
Espere poco, por que la noche se cerraba sobre mí y me llenaba de frio. Me levante de aquel banco, tan cercano al farol sobre el cual, el estaba recostado la primera vez que lo vi. Me entristecí un poco al verme a mi ahí pero sin el. Pasaron muchos meses desde que lo vi por ultima vez, durante los cuales intente comunicarme con el y hablarle.

Son ya varios años desde que lo conozco y desde entonces siempre supo de mi, pero yo nada de el. El jamás me cuenta nada de su vida. Hay veces que siento que no confía en mi, que nunca confió lo suficiente como para decirme nada. O que simplemente no le importó.
Y caminé por las calles conocidas, de los días que pasábamos conversando de nada importante, sonriendo a 1 metro de distancia. De aquello que algún día le dije antes de alejarte. Y al final no te deje.
Voy a hacer todo lo posible para que se de cuenta de que existo en este mundo, este mundo que es tan diferente al de el.

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