sábado, 27 de marzo de 2010

Ya no tengo miedo

La muerte me asusta. Los llantos de la gente que sufre me duelen en carne propia.
Siento la pena de los otros, lloro por aquellos que nunca derraman lagrimas.
De pequeña era sensible y temerosa, cualquier cosa me ponía mal y las lágrimas en un segundo acudían en mi auxilio.
Las lágrimas calman las aguas, el mundo entiende con ellas el extremo de la desesperación, el nivel del sufrimiento. Se dan cuenta de lo mucho que dañan.
Pero con los años, ya no me era tan fácil llorar. Acumulaba días y días de tristeza y penurias para un día soltarlo todo. Guardaba a rabia dentro mío para estallar en algún momento.
Me enojaba conmigo, me descargaba conmigo. Comencé a cerrarme a mundo.
Deje de sentir el dolor ajeno y ya no me llenaba de rabia tan rápido. Descargaba todo eso que había en mi en algo productivo.
Recuerdo un día en que pregunte si me iba a morir... La respuesta deseaba ser un no, pero naturalmente fue un si.
Pase mucho tiempo atemorizada, tenía miedo de cerrar los ojos y no poder despertar como pasa en las novelas.
Pero después de mucho pensarlo, descubrí que lo que realmente me asustaba no era como iba a morir, si no el irme de este mundo sin que nadie me recordara.
Desde ese momento que decidí que estaba echa para luchar contra la muerte para trascender en esta vida. Que para eso había nacido, para cumplir ese deseo de trascender...
Superar la barrera de la muerte y continuar existiendo aun después de desaparecer mis huesos.
Pero no considere jamás a las personas como parte de ese plan.
Hoy después de pensarlo mucho, y de ver a la muerte aunque fuera de otra persona, una vez mas no tengo miedo.
No tengo mas miedo a la oscuridad, ni a morir.
Y lo que yo deje en este mundo, también serán personas.
Mis hijos también me recordaran...

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