lunes, 14 de diciembre de 2009

Crónicas de mis sueños 3

"Sin descanso"

Estoy cargada de sueño. Llena e invadida. Quiero cerrar los ojos y dormir.
Sin embargo, al recostar mi cabeza en la almohada todo eso se disipa, y los pensamientos durante el día desechados, regresan inevitablemente.

De algún modo no lo veo como algo tan malo, pues para mi es perfectamente previsible.
Estoy acostumbrada a estas sensaciones, pese a que en un principio me entristecían hasta la desesperación y el llanto, cuando el anhelo de la llegada de la noche se veía ensombrecido por el ahora rutinario insomnio.
Realmente me descolocaba de forma considerable.

Pese a todo, a veces prefiero ese estado de sopor constante y pesado previo a caer rendida entre las sabanas, por el simple hecho de que reafirme a teoría de que la sensación de satisfacer una necesidad es mucho mas placentera por ser difícil de alcanzar.

En medio de ese estado semi-inconsciente puedo notar con mayor claridad como las sombras de los sueños y pesadillas se articulan y deforman de maneras extrañas y difusas, sin alcanzar la corporeidad que suelen obtener cuando cerrar los ojos es la opción más factible.

Suelo elegir permanecer despierta, porque cuando contemplo las pesadillas estas apenas me asustan gracias a que carecen de esa sensación inconsciente de realidad; y los sueños que son más bellos pueden vistos con total claridad y recordados con igual detalle.

Ya no me desespera no poder ser capaz de dormir cuando se me place, pero dado a que nunca fue así, por momentos no entiendo porque me ponía tan nerviosa. Ni tampoco de porque lloraba sin razón mayor que estar cansada.

Pero con el tiempo me di cuenta de que se trataba de algo más.
De porque mi enloquecía, de porque lloraba, de porque me desagradaba tanto.

Era porque solo yo permanecía despierta.
Porque era el momento del día en el cual me invadía la soledad, cuando me atrapaba la oscuridad por completo, cuando mi lucidez se volvía casi clarividente, y todo lo que ocurría en la jornada retornaba a mí, para aprender de los aciertos y errores que se hubieran sucedido.

Me asusta la capacidad del pensamiento humano, la magnitud de las cosas que es capaz de procesar, los planes e invenciones que puede fabricar,
A veces es preferible que la mente humana este ahí, contenida e inaccesible.
El miedo a lo que podemos descubrir, sin embargo, no logra superar nuestras ansias y sed de poder.

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