domingo, 13 de diciembre de 2009

Déjalo ir.

(21 de noviembre del 2009)

Eché a correr detrás de el…
Corrí lo más rápido que pude y aun así, me tropecé en mitad del camino, justo antes de alcanzarlo.
Mis dedos estaban por rozar su remera, cuando mis ojos se tropezaron con el suelo.
El se detuvo y me ayudó a levantarme del piso, mientras su mirada preocupada buscaba alguna herida.

Se encontró con mis ojos llenos de lágrimas. No abrió la boca, y solo atinó a dirigirme un atisbo lleno de reproche y de lástima.
Le abracé, y me quedé en silencio. No quería decir alguna estupidez que me valiera una nueva pelea.
Cuando me calmé, se levantó de nuevo y me tendió la mano. Pero una vez que me puse de pie, el se fue trotando. Sin mirar atrás.
Lo despedí agitando las manos, esperando que se diera la vuelta. Pero ahora lo entiendo.
Voy a dejarte ir, tengo que dejarte ir.
De otra manera seguiré corriendo detrás de un sueño que se desvanecerá apenas lo toque. Yo no quiero que me olvides, y se que soy muy tonta al pensar así.
Por que dejar algo atrás y seguir, no significa olvidar.
Si no, recordar y no volver a caer.

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